Solución enigma matemático 28 : Flamencos
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7 junio, 2019SEGUNDOS
Es el simple tiempo que se necesita para que todo cambie.
Para que todo, simplemente, deje de existir.
Para que todas esas promesas, dejen de tener sentido alguno.
Básicamente.
Segundos.
2 de febrero, 1943. Stalingrado.
Lo recuerdo como si fuera ayer, aún puedo verlo tan claro como el agua. Todavía puedo ver como entraron sin llamar a la vez que empezaron a disparar para llenar nuestras carnes de miedo. Les encantaba hacer eso.
Y pensar que ganaríamos nosotros.
¿No pudo ser antes?
Nunca hubiese imaginado que la guerra llegase a casa tan pronto.
Ella, tan inocente pero siempre al frente de todas las cosas. ¿Nadie nos pudo avisar?
La cogieron, sin escrúpulo alguno, mientras me apuntaban con sus armas entre mis cejas. ¿Era necesario?
No podía dejarla ir, tantas promesas, tantos te quieros, tantas ideas por hacer y plantear durante nuestra larga vida… Pero ellos no lo permitieron.
Eran despiadados y dejaron la puerta abierta, me dejaron como un simple espectador a punto de ver un gran partido, pero para mí no sería tan bueno.
La llevaron a nuestro jardín, al que tantas horas habíamos invertido, al que tanto cariño juntos habíamos derrochado en él. Era un momento de desesperación y silencio que nadie en este mundo se merece.
Ella, tan llena de vida como siempre, incluso hizo una broma comparándolos a ellos junto con una mala hierba, que tanto ruido nos hizo pasar a nosotros.
No la dejaron seguir.
Fueron segundos, muy pocos, pero justos para ver como mi vista se tintaba de rojo, para ver cómo todo se desvanecía mientras escuchaba de fondo sus risas, para sentir la furia y la soledad dentro de mí transformado en un huracán.
No le deseo a nadie ese sufrimiento, ni siquiera sé si alguna vez alguien leerá esto.
No dejaré mi nombre, ni el de nadie, solo quiero que quede grabado aquí para toda la historia porque cuando alguien por fin lo lea, yo estaré por fin descansando con ella.
JESÚS OVALLE GUERRA
4º A